Un poema de dos décadas
al mismo día cuántico:
La belleza de la verdad
invariable-mente actual.
Federico Carlos Volio
Astropoesía cuántica
surrealista
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Federico Carlos Volio De Céspedes Toledo Cosmopoeta y Astro-poeta cuántico |
AZUL MUJER BLANCA,
COLORINA MULATA DORADA,
OJOS AGUAMARINA NEGROS.
Solo una vez verte a lo lejos bastó para desearte.
Si lo quieres, si no vienes, no lo sé y no lo adivino.
Cuánto lo sabes, cómo sientes y por dónde estás.
Quisiera me lo dijeras con tu sonrisa en mis ojos
sin embargo te veo yendo con tu mirada de pena.
La anhelada bella entonada no aguarda al delirio
y te le vas timbrada con la serenata de nostalgia.
A pista orbital en mi vista llevas la ardiente miel
al son del ritmo de tus ojos cuando me ven dulces
a donde vayas ágil onda en danza cuántica al colapso
Porque probablemente podré verte suceder en mi idea.
Desorbitó tu larga estrella regada al vaho de mi ilusión.
Venía cayendo relumbrante al borde del olor de tu sueño.
Yo soy el rebelde mar con que el destino te conquistaba
mientras me quemabas en el desierto de tu desolación.
Cuando levantabas luna a la luz del invierno al mediodía
yo recostaba sol a la medianoche con la luz del verano.
Aquí mismo estoy, a la redonda, en el otro lado yendo
al polo invertido y derretidos azules a tormenta solar.
Isla en isla, al revés del polo caído y lloviendo sequías
Isla en isla, al revés del polo caído y lloviendo sequías
a gigantescas oleadas de calor. A la cúpula disparados
al descalabro geográfico por los enamorantes misiles
entre nuestra atracción desparramados. Voy a presentirte
a donde ni siquiera me muevo por verte en tus estallidos.
Mi lamento tronador ríe sobre tu oído. En la lengua del hoy
menos delicias conservo y más allá tampoco en el mañana.
He deseado a la ególatra de tus labios vivos y despiertos
al morderles con un beso un momentáneo dejo achocolatado
al aroma eufórico amargo café dulce a tal cuento mágico.
Aquí presenciarte quisiera pero lo sé, allá estás muy feliz.
He de volver veloz al cielo hacia el paraíso en ruego original
al desconsolado por-venir no puedo atraerme solo un desear.
Desde aquel alto espacio, azul es el planeta, la mar, el cielo
sin embargo, los imaginados azules son los más hermosos.
sin embargo, los imaginados azules son los más hermosos.
Aviniéndonos en miradas del corazón al añorado celestial
vemos como van a la caridad y a la paz a grados armónicos
al abrir una dimensión de líneas ascendentes en sincronía
pura naturaleza soplan vientos sobre puntos de humanidad.
Son verdes las selvas, lagos, ríos y precisos tallos e insectos
más preciosos cuando bordes biológicos mariposas riegan
perfumadas ventoleras, esperanzas del húmedo tibio verde.
Es blanca la nieve, la nube sin-lluvias, la altísima luz del altar
y los blancos más puros convertidos al arco iris transparente.
Vas con desafiante sello de tu piel de marfil a palabra mutante
y tus lineales planicies colorinas se abren por grandes azules.
Llegas con afilada nariz, y puntiagudos pezones elevas a pies
y despuntas posesivos goces cuando apuntas con tu cuerpo,
al pisar pican instintos como alfileres a los sentidos agudos.
Pincho seducción escaladas a chorros delicadas curvaturas
y aunque surques abismos, mares y desiertos; alcanzo cimas
destellante sonriente en los cielos te giro con apuros del Sol.
No te veo en la Luna sino encima de la corazonada asoleada.
Sin embargo, rocías olas azules de los mares y gotas verdes
cristalinas de bosques, fuerzas de luz mayúsculas al oro.
Irradiado por tus cabellos ultra encendidos estoy terrícola
entre llamaradas fucsias de tu diadema de las estrellas.
Gigantes relámpagos enfrentan brillos del diminuto sol.
Justo aquí se allegan círculos violetas del cosmos vital.
En danza autóctona, vienes y me lanzas al ingrávido infinito
grave princesa de la tierra roja con tu sombrero de la Luna.
La más bella de las hermosas, la más preciosa, la más pura.
La blanca escandinava azul polar, la naranja hinduista mística.
La oriental de porcelana. A vientos rubios rojos las estilosas
y ágiles. La australiana bella natal y la sudafricana diamante.
La esbelta afroamericana, la norteamericana rubia espacial.
La mulata colorada de frescura. La ternura trigueña del sol.
Ese garbo indiferente y la indo-americana del candor-cantor.
Nadamos dorados del horizonte entre tus trenzas de fuegos
únicos, en ti y en mí; en el acuario del sol del amar celestes,
desde siempre en uno solo somos de inolvidable imaginación.
Te veo aquí mismo, otra vez y una vez más, mi azul mujer
enlazados sin posición ni tiempo a la bella verdad espacial.
La belleza de verdad, sean décadas, siglos, milenios; no decae.
La verdad es bella e invariable-mente actual a un día eterno.
Te veo aquí mismo y otra vez y una vez más, espacial amar
surgimos del tiempo al atravesar la desintegración otra vez.
ADVERTENCIA DE AUTORIZACIÓN
EN GESTIÓN DE DERECHOS INTELECTUALES:
Únicamente se autoriza la reproducción parcial
lo suficientemente necesaria para una referencia literaria
en todo caso con expresa mención del autor intelectual
creador © Federico Carlos Volio
y citando el título del poema y este blog como fuente.